Poco antes de la pandemia, Austin Kleon apareció en una de las entrevista de la serie «Aprendemos juntos».
Me gustó el titular:
Ser creativo NO ES ser original.
Es algo del que yo también estoy convencido.
Toda la charla es interesante, así que aquí tienes el vídeo integral, y a continuación las reflexiones más interesantes.
Austin Kleon: Seer creativo no es ser original
«Creo que todo escritor debería trabajar en una biblioteca o en una librería porque ver de cerca lo que realmente lee la gente te da una visión sobre el trabajo que quieres hacer.
Me di cuenta bastante pronto de que, para obtener fans, si quieres ser merecedor de tener fans, primero tienes que ser un fan tú mismo, alguien que presta atención al mundo al que quiere pertenecer antes de poder ingresar en él.
‘Roba como un artista’ habla de las diez cosas que me hubiera gustado saber cuando di mis primeros pasos:
- «roba como un artista”. Es muy sencillo: ninguna obra creativa es completamente original. Nada surge de la nada, y cualquier idea que tengas parte de la acumulación de todas las ideas que la preceden. Coges una idea, la sumas a otra y eso produce algo nuevo. La idea es que el camino para producir una obra original no consiste en intentar ser original, sino basarse en muchos artistas diferentes, inspirarse de muchos sitios distintos y mezclarlo todo para formar tu propia obra.
- no esperes a conocerte a ti mismo para empezar. Mucha gente cree que tiene que conocerse a sí misma antes de poder crear algo, y yo creo que es al revés. Creo que es haciendo cosas y desarrollando tu obra creativa como descubres quién eres.
- escribe el libro que quieres leer. Esto es muy sencillo. Necesitas colocar en el mundo lo que te gustaría ver en él. Así que debes componer la música que te gustaría escuchar, abrir la empresa que te gustaría que existiera…
- utiliza las manos. Solemos pensar que las ideas nacen en la mente y luego son ejecutadas por el cuerpo. Pero en realidad se trata más bien de un baile entre ambos, es una calle de doble sentido. Cuando trabajas en tu obra creativa, ya sea rasgueando la guitarra, moldeando un cuenco de arcilla o tecleando, a veces tus manos saben mejor que tu cerebro a dónde ir, por lo que es muy importante incluir a tu cuerpo en el trabajo creativo.
- los proyectos personales (side projects) y los pasatiempos son importantes. Creo que es muy importante que las personas creativas hagan cosas extra, porque si tienes pasatiempos intensos o proyectos secundarios, es muy común que, mientras trabajas en esos proyectos, se te ocurran ideas para la obra principal en la que deberías estar trabajando, o que ese proyecto secundario despegue y te lleve adonde quieres ir.
- el secreto es hacer un buen trabajo y compartirlo con los demás. La primera parte siempre ha sido difícil, ya que tienes que crear algo bueno. La segunda parte, compartirlo con los demás, me fue muy difícil hasta hace no mucho. Hoy día todos tenemos la posibilidad de compartir lo que queramos con quien queramos. Se trata de tener las agallas de usar los medios que sean o la tecnología a la que tengas acceso para lograr colocar tu obra ahí fuera.
- la geografía ya no nos controla. Es fácil: de niño me crie en medio de un maizal en el sur de Ohio, en un área muy rural. No conocía a ningún artista ni a ningún escritor. No conocía a nadie que trabajara en lo que yo quería hacer. Pero ahora, ya no importa el lugar en el que vives. Es fácil contactar con personas a las que quieras conocer o que compartan tus mismos intereses.
- sé amable. El mundo es un pañuelo. Sirve de corolario a la noción de que la geografía ya no nos controla. Ser amable y simpático e intentar crear el mundo en el que quieras vivir es algo muy poderoso para una persona creativa. Pensamos que los creativos son raritos, que es difícil entenderse con ellos, que son sociópatas introvertidos… Es muy común oír eso, pero las mejores obras salen cuando las personas se portan bien unas con otras y crean una buena atmósfera.
- sé aburrido. Es la única manera de sacar adelante el trabajo. Creo que cuando los creativos jóvenes están empezando, se imaginan una vida muy glamurosa de… ya sabes, de viajes, de verse bajo los focos, de ser entrevistados y cosas así. Pero la mayor parte del trabajo creativo se desarrolla en tu estudio. Consiste en sentarse en el mismo sitio día tras día y hacer que las cosas pasen. Se basa en sentarse y escribir una canción por día, sentarse y escribir una página o llenar una página de tu cuaderno de dibujo… Los días de esfuerzo diario a lo largo del tiempo se convierten en una profesión. Y normalmente, cualquier éxito de la noche a la mañana es el resultado de acumular muchas jornadas de trabajo.
- la creatividad es sustracción. Es una noción muy sencilla: si quieres realizar una labor creativa, las cosas que dejas al margen de tu vida son tan importantes como aquellas que incluyes en tu vida. Para poder concentrarte en lo que realmente quieres hacer, tienes que abandonar ciertos aspectos de tu vida. Quizá tengas que reducir las horas que pasas viendo la tele.
Austin Kleon sobre inspiración
En mi caso, la inspiración se basa bastante en el reconocimiento de patrones. Lo que yo he notado es que, cuando siento esa epifanía, la vivo como: “Dios mío, se me ha ocurrido una idea genial. ¡Soy un genio!” Pero si repaso alguno de mis cuadernos de dos años antes de tener esa idea, resulta que esa misma idea ya la había escrito, solo que no me había parecido tan buena en ese momento. Pero a lo largo del tiempo, esa idea se había quedado dando vueltas en mi cabeza, y eso se convierte en la epifanía. A mí eso me pasa mucho, pero podría ser porque tengo muy mala memoria. Me pasa a menudo. Algo que parece una epifanía es en realidad algo que llevo un tiempo trabajando. Y la otra idea con la que coincido es que no necesitas una idea para empezar a trabajar.
Creo que ese es el auténtico secreto: no es que no te lleguen ideas sin parar. Eso pasa todo el tiempo, todos lo sabemos.
Por lo general sucede en el momento más inoportuno, cuando estás en la ducha, o conduciendo o hablando con amigos o lo que sea, ahí te llega el momento “¡Eureka!”. Creo que hay que estar preparado para ambas cosas, para recibir la idea cuando te llegue, sin importar dónde estés, pero aparte, si tienes la mente vacía, para sentarte y practicar la creatividad donde sea que trabajes, ya tengas una buena idea o no.
Eso es muy fácil para mí.
Todos los días, por la mañana, me siento y saco el cuaderno, independientemente de si tengo una buena idea o no. Me siento y empiezo a escribir.
Y puede acabar saliendo… “Hoy hace mucho calor. No sé qué escribir”. Puedes simplemente escribir algo así, pero en el proceso de mover la mano, te aburres tanto de tu estúpido monólogo interno, que, con el tiempo, te acabas diciendo: “Un momento. El otro día se me ocurrió tal idea”, y ahí puede empezar algo. Entonces te acuerdas de otra cosa y… es una combinación. Siempre llevo encima mi cuaderno de bolsillo, y me llegan ideas cuando estoy en la tienda o donde sea. Saco mi cuaderno y las apunto. Pero aparte, también tengo un lugar en el que trabajo cada día, tenga ideas o no.
Creo que el gran secreto, para mí como escritor, específicamente, es que si siempre llevas encima ese cuaderno, y lo abres cuando necesites sentarte y ponerte a escribir, siempre tendrás una idea de la que partir. Porque si apuntas suficientes ideas buenas e ideas malas en tu cuaderno, siempre tendrás algo que escribir cuando vuelvas al escritorio.
Austin Kleon sobre la importancia de aburrirse
Creo que el aburrimiento es crucial. Y lo veo en mis hijos.
Si dejamos la tele encendida toda la noche, por ejemplo, siempre habrá algo que ver. Pero incluso en el caso de mis hijos, si apagamos la tele y no tienen nada que hacer, tarde o temprano encontrarán algo que hacer. Quizá destruir la casa, pero también podría ser construir un fuerte hecho de almohadas o irse a dibujar un poco.
El aburrimiento es esencial para mí como persona creativa.
Por eso, cuando viajo en avión, nunca pido Wi-Fi, nunca pago para tener Wi-Fi en el avión. No me llevo películas para el avión. Quiero aburrirme por completo, porque subirse a un avión es una de las pocas ocasiones que quedan en la vida en la que estás obligado a apagar el móvil, y nadie espera poder llamarte durante el vuelo. Es un gran sitio en el que experimentar lo que llamo el “modo avión”. Igual que cuando pones tu móvil en ese modo. El modo avión no tiene por qué valer únicamente para el avión. Creo que eso es lo que pasa con el móvil. Es una herramienta increíble. Básicamente, uno va por ahí llevando un estudio multimedia en el bolsillo todo el día.
El problema es que nunca antes habíamos tenido herramientas que pudieran distraernos tanto como ayudarnos a crear cosas. Así que el móvil es una herramienta fabulosa si se usa bien, pero también es una máquina de distracción constante. Si puedes hacer que tu smartphone se vuelva estúpido, esa es una buena manera de aburrirse. Basta con apagarlo. Deshazte de los juegos, de Twitter, y podrás empezar a recuperar parte de tu mente. Creo que aburrirse es crucial, y esta época, para bien o para mal, no es la más adecuada para ello. Vivimos en la peor época de la historia de la humanidad para intentar aburrirnos, porque hay entretenimiento las 24 horas del día allí donde lo queramos.
Austin Kleon y la educación formal tradicional
Me parece interesante pensar que únicamente llegué a esta profesión porque tuve las agallas de no volver a clase. Tomé una decisión meditada, en cierto momento de mi vida, de no continuar con estudios de posgrado. Decidí que buscaría un trabajo, trabajaría en mis cosas y me convertiría en la persona que quería ser. Y creo de verdad que si hubiera entrado en un programa de posgrado, me habría llevado más tiempo llegar adonde estoy, porque no creo que la clase de obras que realizo… las obras que yo hacía no las hubiera hecho en un posgrado. No hubieran sido consideradas algo serio.
En el instituto, o se te da bien el arte o se te da bien escribir, y te hacen elegir una cosa u otra. Yo de niño sentía que tenía que elegir, como estudiante. Así que me veía empujado hacia la materia que me pareciera más seria, en mi caso, la literatura. Pensaba que la literatura era más formal que el arte, así que me inclinaba en esa dirección. Pero no descubrí cuál era mi verdadero talento hasta que encontré la manera de unir la literatura con el arte. Es muy difícil conseguir algo así en un entorno educativo, en un entorno escolar, porque tienes que cursar muchas materias. Tienes clase de arte, clases de redacción o de inglés… Fue solo después, cuando dejé las clases, que descubrí que podía mezclar estas cosas y hacer con ellas lo que quisiera.
Para mí, el colegio tiene más que ver con exponer a mis hijos a muchas cosas diferentes y a que vivan una experiencia social, que conozcan a gente de toda clase. Pero creo que, para ellos, la mayor parte de su aprendizaje profundo se va a producir fuera del colegio, en casa o donde sea. Para mí, eso les quita el peso de la escuela. Y hoy estoy convencido de que sus mejores experiencias educativas se darán fuera de las aulas. Y no significa que no quiero que vayan, hagan sus deberes, sean amables con el profe, sigan órdenes y todo eso. Simplemente, no creo que el colegio vaya a ser lo que los transforme en pensadores creativos realmente interesantes. Más bien creo que serán su vida en casa, sus amigos y su ciudad, los alrededores, los que los influirán, y no tanto las clases.
Y con respecto a lo que mis hijos han hecho por mí en lo creativo… La gente siempre me pregunta: “¿Qué haces para inspirar a tus hijos?”. Y para mí, es al revés. En mi casa son mis hijos los que me inspiran a mí, porque ellos son los que han venido al mundo. Cuando vinieron, cuando llegaron aquí, eran máquinas de aprender. Estaban listos para aprenderlo todo sobre el mundo de inmediato. No había ningún tema ni nada que pudiera impedirles aprender todo lo que quisieran. Y mis hijos todavía no saben que el conocimiento se divide por áreas. Por ejemplo, mi hijo lee un libro sobre el sistema solar y luego hace un álbum sobre el tema, graba una canción sobre Júpiter. Así es como él procesa las cosas. A él le sale de forma natural. Y personalmente, me resulta inspirador como artista porque mis hijos me han permitido entender que, cuando estás estudiando, cuando estás aprendiendo, deberías concentrarte en lo que te interesa genuinamente, porque tu interés genuino por las cosas te llevará por un camino educativo mucho más rico e interesante que algo que hayan prescrito para ti en un currículum. Lo creo de verdad. Cuando yo era adolescente, me encantaba ‘Green Day’. Para mí, ‘Green Day’ era el grupo más guay del mundo, aprendía a tocar sus canciones con la guitarra, componía canciones parecidas a las suyas, etcétera. Luego descubrí que había un grupo llamado ‘Los Ramones’ que había influido a ‘Green Day’. Así es como funcionan las cosas en el mundo creativo.
Si partimos del interés natural de un niño, estoy convencido de que si les dejamos saturarse de ese interés, empezarán a profundizar y a construir todo un mundo a partir de ese foco de interés, y las conexiones que harán entre las cosas que aprendan serán mucho más fuertes de lo que serían si simplemente atienden a lo que les exponen en el colegio. Así que ahora creo de verdad en una educación individual, según la cual partes del lugar en el que estás y vas descubriendo las cosas lentamente, y si vas despacio y siguiendo una dirección rara, no pasa nada, porque las conexiones que hagas serán más fuertes.
Me maravilla la capacidad de los niños. Me impresiona lo bien que pueden trabajar si tienen las herramientas adecuadas. Si les das tiempo, espacio y materiales, es increíble lo que los niños pueden hacer por su cuenta. Pero también se aplica a nosotros. Es increíble lo que todos podemos hacer si nos damos tiempo, espacio y materiales para jugar.
Si logras superar esa idea de que al tener hijos se acaba el mundo, también puede convertirse en un momento increíble para poder reinventarte y reinventar tu método de trabajo. Es lo que ha sido para mí. Una vez superé la falta de sueño, el agotamiento de tener hijos pequeños, ahora que ya han crecido un poco, de pronto vivo un… No lo llamaría “renacimiento”, pero sí es como un nuevo comienzo para mí. Puedo experimentar y hacer cosas nuevas y ellos pueden trabajar a mi lado. Los niños son una excusa interesante para aprender todas las cosas que no entendiste la primera vez.
Intento encontrar el diagrama de Venn entre lo que me importa y lo que les importa a ellos. (nota: es lo que hice yo cuando me embarqué en el proyecto de hacer un libro ilustrado con ellos). Intento ver cómo solapar ambas cosas. Pero, por naturaleza, son tan curiosos acerca de todo, que puede resultar contagioso.
Si te tomas la carrera creativa como algo que empieza aquí, se va desarrollando así y luego te mueres, creo que te sentirás muy decepcionado a lo largo de esa carrera, porque yo creo que las carreras creativas van dando vueltas como una espiral. Y cada vez que empiezas un proyecto nuevo, partes de un nuevo punto de salida y entras en una espiral de trabajo. Creo que la vida creativa es mucho más cíclica, estacional y repetitiva de lo que creemos. Y pienso que los que consiguen tener carreras creativas duraderas son aquellos que lo entienden así. Desarrollan una mentalidad estacional, una mentalidad cíclica que integran en su proceso.
El libro «Sigue avanzando»
La idea principal de ‘Sigue avanzando’ es que debemos concebir nuestra carrera como un partido muy largo.
Es estacional.
Habrá primaveras, veranos, otoños e inviernos que se rotarán entre sí.
Necesitas saber en qué estación estás y ser muy flexible.
También trata sobre la manera de recorrer esa carrera concibiendo los días y, específicamente, concibiendo cada día como una unidad de trabajo creativo, y sobre cómo construir una vida que te permita aprovechar cada uno de esos días, de modo que se vayan apilando y se conviertan en algo más grande.
Así que ‘Sigue avanzando’ es, en cierto sentido, un libro correctivo. Habla de qué hacer cuando pierdes el control. Le recomiendo a la gente que… Muchas veces, cuando tu obra creativa se convierte en tu carrera o trabajo, por ejemplo, pasas a sentirlo como un trabajo, y cualquier trabajo es un trabajo. Y cualquier trabajo, al cabo de un tiempo, te lleva a pensar: “Ya no quiero trabajar en esto”. Algo de lo que hablo en ‘Sigue avanzando’ es acerca de cómo recuperar tu labor creativa de manos del mercado y hacer cosas por amor al arte.
Así que hablo, por ejemplo, de hacerle regalos a los demás, no en el sentido de trabajar gratis para compañías o algo así, sino de dedicar un tiempo a hacer cosas específicamente para otras personas o sin fines comerciales, como forma de volver a interesarte por tu propia obra. Hoy en día vivimos en una cultura en la que se nos exige saber de qué lado estás, elegir un lado, quedarte ahí, tener certezas de quién eres, en qué crees… Esa seguridad funciona bien para los políticos, pero no para los creativos, los creativos necesitan tiempo para forcejear con ciertas ideas, experimentar ideas nuevas en lugares seguros…
Necesitan lugares seguros para tener malas ideas.
Así que hablo mucho sobre la libertad que tenemos para cambiar de opinión sobre las cosas. Somos un proceso de evolución constante, no una cosa.
Ese es otro tema importante del libro. “Olvida el sustantivo, haz el verbo”.
A mucha gente le gusta decir: “Soy artista”.
Olvida eso.
¿Qué es lo que te gusta hacer?
“Me gusta dibujar”.
Vale, pues concéntrate en dibujar, porque si te concentras demasiado en ser un gran artista, eso te va a bloquear. Te hará muy rígido y no te permitirá correr riesgos. Pero si solo te centras en dibujar, en lo que te gusta hacer, eso te llevará en direcciones más interesantes y profundas.
Austin Kleon y la importancia de la autopromoción
Hacer que las cosas existan es fácil. Es fácil crear la obra.
Hacer el dibujo no es lo más difícil: lo más difícil es cogerlo, enmarcarlo y colgarlo en la pared o enseñárselo a alguien. Porque hacer las cosas en la privacidad de tu vida es una cosa. Pero dar el siguiente paso, compartir esa obra con el mundo, requiere mucho coraje, porque esa parte es completamente impredecible. Es una parte que no puedes controlar. Lo único que depende de ti es el sencillo acto de compartir la obra, compartirla de manera deliberada, y cómo respondan los demás a la obra en sí depende totalmente de ellos. Y eso asusta. Da un miedo que no existe a la hora de realizar la obra.
Sí, puede dar un poco de miedo mirar una página en blanco y pelear por que aparezca un dibujo decente, o enfrentarse a una ventana vacía de ‘GarageBand’ y pensar: “¿Cómo empiezo la canción?”.
Creo que dar el salto, compartir tu obra con el mundo, puede asustar a mucha gente. Así que lo que intenté hacer en ‘Aprende a promocionar tu trabajo’ fue intentar ayudar a la gente a descubrir un modo de compartir sus obras que no les arrebate la energía para realizar las obras en sí.
Porque, para mí, ese es el auténtico problema de la gente creativa: queremos pasar todo el tiempo haciendo nuestras cosas. No queremos tener que preocuparnos de la parte que consiste en compartirlas, y muchas veces, esa parte absorbe nuestra energía.
Así que la idea de ‘Aprende a promocionar tu trabajo’, ya tenga éxito o no, consiste en intentar hallar una manera de compartir cosas que sume algo al proceso creativo, en vez de sustraerle algo. Por eso insisto en la idea de compartir el proceso de crear cosas, de atreverse a invitar a la gente a venir tras el escenario para enseñarles cómo realizas tu obra.
Tengo la sensación profunda o la convicción de que cuando las personas ven el trabajo que conlleva tu obra, empiezan a valorarla más. Creo que a veces es muy difícil que, viendo una obra terminada, la gente pueda entender realmente lo que implicó hacerla, entender en qué consiste la obra. Y durante años, nos han contado a los creativos que nunca deberíamos mostrarle nuestro proceso a nadie, que no hay que mostrarle a la gente cómo hemos cocinado el plato, que nunca hay que llevarlos entre bambalinas. Pero ahora vivimos en un mundo nuevo en el que, por ejemplo, la gente de mi generación creció viendo los extras de los DVD, las tomas detrás de escena que venían con las películas. Ahora estamos acostumbrados a eso. Vivimos en una cultura en la que tenemos una relación con los artistas las 24 horas del día. Todos pueden crear sistemas con los que compartir pequeñas piezas y fragmentos que con el tiempo acaban creando algo nuevo.
El objetivo de hacer esta clase de cosas, ya sea dibujar, cantar, escribir, hacer películas es hacer de tu mundo, de tu vida, un lugar mejor.
Y si tu trabajo está perjudicando eso, no vale la pena hacerlo. Estas cosas tienen como fin mejorar tu vida. Así que creo que todos, colectivamente, estamos en una cultura del desgaste, sobre todo los creativos. Todos necesitamos respirar hondo e intentar divertirnos un poco, animarnos, porque vivimos tiempos difíciles. Solo intenta animarte un poco. Diviértete con esto. Después de todo, se supone que tenemos que pasarlo bien. Esto está para que lo pasemos bien.
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