Supongo que a tí también te pasará como a mí: te pasas mucho rato quejándote que te falta tiempo para todo.
Tienes muchas ideas y muchos planes, pero nunca tienes tiempo para materializarlos.
En realidad todos disponemos del mismo tiempo: suele ser cuestión de prioridades.
Cuando dices que no tienes tiempo para algo, lo que en realidad estás diciendo es “tengo otras prioridades”. Y efectivamente, si te fijas, para determinadas cosas siempre encuentras el tiempo.
Encuentras tiempo para algo cuando se trata de algo que ocupa los primeros lugares en tu lista de prioridades.
Aunque a veces no lo parezca, todos disponemos del mismo número de horas.
Sin embargo, parece que hay personas que sí consiguen llevar a cabo no sólo su trabajo, sino también sus proyectos personales.
¿Qué harán de diferente para lograr lo que se proponen?
Esa es una de las preguntas que me propongo responder a través de este blog. La respuesta no es sencilla porque entran en juego diferentes factores, pero no hay demasiado misterio en este asunto.
Spoiler: los superhéroes no existen.
La respuesta sí existe, así como unas directrices a seguir para conseguir lo mismo que esas personas.
Directrices a seguir para conseguir lo que te propones:
1) Foco y claridad en las prioridades
El foco va de decidir cuales son las cosas que NO vas a hacer – John Cormack
Para explicar la importancia del foco de atención voy a tomar prestadas las palabras de Laura Ribas, que lo explica fenomenal:
Productividad es hacer mucho en poco tiempo. Y yo no quiero hacer mucho, lo que quiero es conseguir más haciendo cada vez menos. Lo ideal es llegar a hacer el 20% de las acciones que producen el 80% de los resultados y dejar de hacer el resto.
El foco no es una cuestión de gestión del tiempo, sino una cuestión de gestión de decisiones. Saber decidir bien y priorizar bien para dedicar nuestro limitado tiempo a lo que realmente nos ayudará a conseguir lo que queremos.
Esta reflexión de Laura Ribas es parte de su presentación para FocusMe, una herramienta a la que acabo de suscribirme y de la que probablemente hablaré más adelante en otro post.
Para poder conseguir el superpoder del foco de atención, necesitas claridad en tus objetivos y prioridades.
Los que tienen éxito en la vida y/o en su profesión tienen bien claras sus prioridades.
Saben que el tiempo es un bien escaso, y ponen en marcha estrategias para aprovecharlo al máximo.
Aunque no nos guste oírlo, a menudo ni siquiera trabajan más horas a la semana que muchos de nosotros. Pero sí producen más en esas mismas horas.
Esas personas no esperan el mejor momento, ni esperan tener más tiempo. Saben que en ese caso nunca harían nada.
El escritor que espera las condiciones ideales para trabajar morirá sin haber escrito ni una sola palabra – E.B. White
Así que en lugar de esperar el momento perfecto, eligen uno y hacen de el el momento perfecto.
Cualquier momento vale para pasar a la acción.
El mejor momento para empezar algo es ayer. El segundo mejor momento, es hoy
No se limitan a soñar o a hablar de lo que podrían hacer: hacen. Actúan.
La gestión del tiempo consiste en aprovechar las horas de las que disponemos para construir las vidas que queremos vivir.
La productividad no tiene que ver tanto con la gestión del tiempo, sino con la gestión de nuestra mente. – David Kadavy
Para poder tener claridad en tus prioridades necesitas tener claridad en tus objetivos.
Si no sabes lo que quieres, adónde quieres ir, qué quieres hacer, es más fácil perder el tiempo en cosas que no aportan nada.
Esto vale tanto en tu vida personal como en tu trabajo: si no tienes una visión clara de adonde quiere ir, terminarás por decir que sí a propuestas que no te convienen. Si no sabes lo que quieres, todo te parecerá una oportunidad potencial, aunque en realidad te llegue a perjudicar.
Por eso está muy bien él planteamiento de Tolstoj sobre objetivos:
Ten un objetivo para tu vida,
un objetivo para una parte de ella,
un objetivo para un periodo reducido y uno para todo el año;
un objetivo para cada mes,
un objetivo para cada semana,
un objetivo para cada día,
un objetivo para cada hora y para cada minuto,
y sacrifica el objetivo de menor importancia en favor del más importante
Quizás Tolstoj sea un poco extremo en su planteamiento, pero creo que te has hecho la idea.
2) Organización
Todos sabemos que los días duran 24 horas, y que estas horas en teoría se reparten entre 8 horas de trabajo, 8 horas de sueño y otras 8 de “tiempo libre» que se van en mil cosas (comer, traslados, deporte, compras, …) En una semana disponemos de 168 horas. Si trabajas 40 horas semanales y duermes 8 horas al día, te quedan 72 horas semanales para dedicar a otras cosas.
Quizás esos cálculos no sean reales: ¿quien es tan afortunado que realmente duerme 8 horas? Muchos además trabajan más de 8 horas (o eso dicen). Aún así, si trabajas 10 horas al día y duermes 6, te quedarían aún más horas “libres»: 76.
En realidad todos disponemos de tiempo para dedicar a otras cosas, pero no nos damos cuenta, en parte porque se trata de bloques de tiempo no muy extensos, y porque no hemos decidido qué hacer con ellos.
El tiempo es un concepto mental, ya se dio cuenta de ello San Agustín cuando decía:
¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. – San Agustín
Si te gustan los acertijos y quieres enrollarte más con este tema, tienes un episodio de Redes titulado “El tiempo no existe”, y este artículo que explica bastante bien el tema del tiempo.
Nos prometieron de que el progreso nos traería más tiempo libre, sin embargo cada vez nos sentimos más ahogados, y con menos tiempo a disposición.
Eso en parte se debe al hecho de que enseguida llenamos ese tiempo con actividades a menudo inútiles: redes sociales, series de televisión, sobrecarga de información (infoxicación). La causa es la presión social, el llamado FOMO (Fear of Missing Out), el miedo a quedarse fuera, a no enterarse de las novedades, de no estar a la última.
Puede ser realmente complicado darnos cuenta de que sí tenemos tiempo.
Como acabo de decir, el tiempo es un concepto mental, y por eso si creemos que no tenemos tiempo, no consideraremos necesario pararnos a decidir qué haremos en esos ratos libres. Si estamos convencidos que no lo tenemos, sería una actividad inútil ¿no?
Por lo tanto si no hemos planeado previamente qué hacer, cuando tenemos tiempo libre no lo aprovechamos, sino que lo malgastamos (Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, Youtube, TV,…).
Si quieres veer una descripción de una vida donde el momento culminante del día es sentarse delante de la televisión, aquí tienes una buena por parte de Alan Watts:
¿Como es entonces que siempre encontramos tiempo para ver nuestra serie favorita, pero no tenemos tiempo para mejorar nuestra vida profesional o personal? ¿O para poner en marcha un proyecto personal?
Es más fácil entretenerse con algo urgente pero trivial que hacer cosas importantes pero no urgentes (como por ejemplo pensar), y es más fácil realizar tareas sencillas que hacemos sin problemas, que empezar un proyecto más grande, sobre el cual no tenemos ninguna seguridad. – John Cleese
Es más fácil apagar el cerebro delante de una pantalla, con la excusa que nos lo hemos merecido después de una larga jornada de trabajo.
Y no nos falta razón. Pero ¿siempre tiene que ser así? No sería mejor limitar el tiempo que entregamos a las pantallas, y dedicar nuestro tiempo en algo que merezca más la pena? ¿Que nos enriquezca, y nos haga ser mejores personas?
Sólo tenemos 1 vida, y tendríamos que buscar la forma de vivirla de la mejor manera posible.
Desde luego, si para ti lo mejor es invertir tu tiempo en un trabajo que no te gusta y telebasura, perfecto. Si de verdad es lo que quieres, no hay ningún problema, faltaría más.
Pero de lo contrario, sería mejor hacer algo al respecto, para no llegar al final de tu viaje amargado y con remordimientos, como los que aparecen en el libro “Los Cinco Arrepentimientos de los Moribundos”.
En el top five del listado de remordimientos está el de “haber hecho lo que otros esperaban que hiciera en lugar de haber tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer”. Avisado/a estás estamos…
3) “La atención como moneda” o cómo dosificar nuestras energías
El tiempo sin atención no vale nada, es completamente inútil.
Por eso es malo el multitasking, y el “blurring” (lo de mezclar el trabajo con el ocio). Si no dispones de atención, no tienes tiempo.
Lo explica muy bien Tim Ferriss en su blog: si el sábado por la mañana miras tu correo del trabajo y tienes un correo con un marrón, pero no puedes hacer nada hasta el lunes, tendrás todo el tiempo para distraerte el fin de semana, pero en realidad la preocupación ha transformado tu tiempo libre en algo inservible.
Por consecuencia, es más importante tu atención que tu tiempo.
De poco sirve tener tiempo a disposición si luego no tenemos fuerzas para hacer nada. En parte esto también es una excusa: es más fácil sentarse delante de la tele que hacer algo más provechoso.
También si estamos cansados en realidad podemos hacer cosas, si el resultado no tiene arte, por lo menos tendrá trabajo.
Pero es conveniente intentar salvaguardar un poco de energía. Y una forma de hacer eso es reduciendo nuestras decisiones. Tim Ferriss habla de “decision fatigue”: el cansancio producido por las decisiones que tenemos que tomar a lo largo del día. Es como si tuviéramos 100 puntos de energía vital al principio del día, y que estos diminuyeran tras cada decisión. Cuantas menos decisiones, más puntos y más energía tendremos.
Por mucho que intentemos ser lo más racionales y eficientes posible, no podemos seguir tomando decisión tras decisión sin pagar un precio por ello.
Aunque no nos demos cuenta, nuestra energía mental va disminuyendo paulatinamente tras cada deliberación y decisión.
Cuantas más decisiones tomemos a lo largo del día, más difícil se vuelve la siguiente. Terminaremos entonces por buscar atajos y por aceptar la solución más fácil en lugar que la mejor.
Es por esto que, por ejemplo, Mark Zuckerberg siempre viste igual (como también hacía Steve Jobs), o el mismo Tim Ferriss estuvo 2 años comiendo siempre lo mismo.
Así que habría que hacer todo lo posible para evitar perder tiempo en deliberaciones, ya que lo que quita energía y tiempo no es la decisión en sí, sino el esfuerzo en deliberar y examinar opciones.
Además, los psicólogos Claude Messner and Michaela Wänke, estudiando la paradoja de la elección (cuantas más opciones e información tenemos, peor nos sentimos) han descubierto que cuanto más rápidos somos en tomar una decisión, mejor nos sentimos. (me lo tendría que tatuar en un brazo, ya que soy de los que se miran todas las comparativas existentes en internet antes de comprar cualquier cosa…)
Aquí tienes un listado de cosas que puedes hacer para reducir la “decision fatigue”:
- planear la noche anterior lo que tendremos que hacer el día siguiente
- hacer una lista de las primeras actividades que queremos hacer el día siguiente
- tener una rutina definida para el comienzo del día - y respetarla
- crear checklist para las tareas rutinarias (por ejemplo lo que tenemos que hacer para prepararnos para irnos de viaje)
- planificar nuestras comidas por adelantado
- limitar nuestras opciones por adelantado(decidir que escogeremos entre no más de 3 opciones. Además está probado que cuantas más opciones, menos satisfacción tendremos aunque hayamos tomado la mejor decisión)
- Delegar todo lo que podamos
- Aprender a decir que no
- Darse cuenta de cuando nos estamos distrayendo
Quizás te ha parecido que hasta ahora he hablado mucho de tiempo, y poco de creatividad.
Yo creo que no es así:
el tiempo es uno de los factores más importantes para el desarrollo de ese proceso que lleva el nombre de “creatividad”. Es tan importante que en su listado de factores que favorecen la creatividad, John Cleese lo pone dos veces:
Los 5 factores que impulsan la creatividad según John Cleese.
Esos factores serían:
- Espacio (para poder trabajar sin ser molestado)
- Tiempo (para poder entrar en la condición propicia para el pensamiento creativo)
- Tiempo (para aguantar hasta llegar a una solución verdaderamente creativa a nuestro problema. Cuanto más tiempo dedicamos y cuanto más sabemos tolerar la sensación desagradable de tener un problema sin resolver, más probabilidades tenemos de encontrar una solución realmente creativa)
- Confianza
- Humor (la forma más fácil para pensar de forma abierta, lo que comúnmente se conoce como “usar el lado derecho de nuestro cerebro)
Según el cómico de Monty Python, hacen falta 30 minutos para dejar a un lado pensamientos y preocupaciones del día a día y entrar en el estado propicio a la creatividad.
Luego, él recomienda dedicar 60 minutos al pensamiento creativo. En total, serían necesarios 90 minutos para una buena sesión.
Seguro que encontrar 90 minutos en tu ajetreada vida no es nada sencillo, pero lo que seguro que puedes hacer es esforzarte en examinar cómo inviertes tu tiempo y averiguar si de verdad es imposible encontrar el tiempo para crear algo que te pueda acercar a tu meta de la realización profesional y personal.
Laura Vanderkam sugiere que para organizar mejor tu tiempo, es importante primero que te enteres bien de cómo lo has estado invirtiendo hasta ahora, y anotarlo en un diario a lo largo de una semana. Cuando tengas delante de los ojos el resultado, podrás examinar y decidir cómo puedes mejorarlo.
Si te interesa el tema (y entiendes el inglés) hay dos podcasts interesantes sobre estos temas: “How To Avoid Decision Making” de Tim Ferriss y “Laura Vanderkam On Managing Time” de The Accidental Creative .
Ahora te paso la pelota:
¿de cuánto tiempo dispones a la semana que podrías dedicar a tu creatividad? ¿Crees que es algo realmente tan complicado de conseguir? ¿Acaso tienes algún truco que nos pueda ayudar a todos nosotros?
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